A nivel país se han hecho grandes esfuerzos por combatir el abuso sexual infantil, sin embargo suele pensarse que estos abusos generalmente vienen de parte de terceras personas ajenas al círculo cercano del menor abusado, cuando la realidad indica todo lo contrario.
Lamentablemente en nuestra comunidad, este tema se ha vuelto contingente debido a la reciente denuncia y procedimiento policial en contra del Director de un colegio del centro de la ciudad de La Serena, en la cual se acusaba a esta persona de haber cometido reiterados abusos sexuales a menores del mismo establecimiento en que ejercía su dirección, además de otros acosos sexuales a algunas profesoras del colegio.
Estos hechos nos demuestran el nivel de vulnerabilidad en que se encuentran los niños y adolescentes en nuestro país, en el cual cerca del 80% de los abusos sexuales cometidos vienen por parte del círculo más cercano del menor, además de ser el tercer país en el mundo con la mayor tasa de denuncias de abusos sexuales a menores.
La explicación a este fenómeno nos la da el hecho de que en nuestras escuelas es muy poco el tiempo que se le dedica a la educación y prevención sexual. Dejando a nuestros niños sin la información y el conocimiento necesarios para poder salir al mundo a enfrentarse a todos los peligros y obstáculos que se pondrán en su camino; para llegar a la vida adulta sin esta misma información que ahora se les hace necesario entregarla a sus hijos.
Poseer la información necesaria para poder prevenir un posible abuso, le puede evitar a un niño una situación que podría marcarlo para toda la vida.
Entonces, la recomendación siempre va a ser que mantengamos una comunicación fluida y sincera con nuestros hijos y les enseñemos lo que está bien y lo que está mal de manera concreta, para que tengan la suficiente confianza para contarnos cualquier cosa que ellos piensen o sientan que no anda bien, o que los haga sentir mal.
Lo que ocurre es que cuando un niño es víctima de un abusador, éste comienza de distintas formas a embaucar poco a poco al menor hasta que éste se harta y comienzan las manipulaciones del adulto para poder cometer o seguir perpetuando tal abuso. Es aquí entonces cuando el niño cambia de actitud y nosotros como padres debemos tener la agudeza necesaria para poder detectar los pequeños cambios en ánimo de nuestros pequeños a través de señales como: que este triste sin razón aparente, se enfada con mucha facilidad o de la nada, no quiere ir a determinados lugares, habla menos de lo habitual o no quiere ver a determinadas personas.
Lo más importante es no renunciar a hablar de sexualidad con nuestros hijos y abordar el tema con naturalidad según la edad que estos tengan. Al responder a nuestros hijos con una evasiva o tratándolos de cochinos u ordinarios, les estamos enseñando que es un tema incómodo para nosotros y perderán la confianza para contarnos en un futuro si alguien está abusando de ellos.
Otro punto importante, es transmitirles el respeto que deben tener por cada una de las partes de su cuerpo, y validar sus sentimientos si hay algo que no quieren hacer. Por ejemplo, si alguien quiere abrazar o besar a nuestros hijos, incluso en nuestra presencia y ellos no lo quieren hacer, debemos respetar este sentimiento y no obligarlos a que lo hagan. De esta manera ellos comprenderán que sus padres están de acuerdo con que no se les toque y les servirá de ejemplo para que ellos puedan decir No la próxima vez que les sea necesario. Además se debe enseñar explícitamente que sus genitales nadie los puede tocar, excepto el médico y en presencia de los padres.
Debemos también destacar la importancia de que nuestros hijos se conozcan ellos mismos y sepan cuáles son las cosas que les gustan y las que no les gustan, las cosas que les hacen sentir bien o sentir mal, para que vayan entrenando la expresión de sus sentimientos y evitemos que nos oculten información que puede ser muy importante para poder prevenir un posible abuso.